ESE INSECTO
Ese insecto vuela como una máquina un poco rota
a la izquierda y más a la izquierda
no sigue adelante
recuerda los pies del soldado que, en la nieve,
tenía una bota con tacón y otra sin
no os dejéis impresionar, están soldando a los generales
de regreso a sus pedestales.
en los domingos tranquilos
pasajes olvidados,
el cuerpo desde el centro hasta los extremos,
tenso como
una tabla,
ojos entrecerrados, arco histérico,
recuerda esto
de esa máquina medio rota
regresando,
y esos hábitos
de irregulares sueños.
la mesera huele desde lejos
al hospital francés
del siglo XX.
ese insecto descolorido,
el blanco y el rojo del gallo portugués
predijeron buen tiempo
¿ese grupo podrá
cruzar la calle?
las sillas con un pie en el agua
otro en la tierra, hacen ruido
ella limpiaba la casa, pero sus manos no podían
alcanzar las cosas.
la cuerda no quedaba suspendida,
el refrigerador se movía,
el fuego no prendía,
hizo un ruido eléctrico
brazos largos, piernas cortas –
cuando caía se reía
como una tonta,
los hermanos se reían,
apostadores de caballos
aquel insecto casi tenia nombre,
se movía sobre un fondo negro,
algo arañando,
angustia de la superficie,
¿quién se bajará de esa acera
bajo la marquesina??
el espejo, desde dentro
un pez arrugado nos mira
las aguas no tienen forma, sombras
gigantescas de un ala
– aquí hay una flecha, ella apunta –
hablaban –
no tiene, no tiene forma,
irían al fondo
con la sal caliente,
con las piedras deslizándose,
pero podrían soldarse
en una gorra
de militar a caballo
[EN GRANDES JARDINES INDUSTRIALES]
¿En grandes jardines industriales
ya se había dado algo o no?
las flores forman un pliegue y parecen papel.
Podría doblarse más
o desplegar,
planas de nuevo y
conducidas al pasado.
Escribimos en la parte trasera del auto,
y no tocamos nada con los ojos,
que se niegan a cualquier
escape a estas regiones.
Todo huele parecido.
El cielo es un telón de fondo
donde los techos se encuentran,
El Greco, Kafka y tú lo atraparan
en las piezas
y ahora en nuestras paredes.
Te sentarías ahí
en tu proceso de producción,
en el enorme trabajo
de deconstrucciones
ancestrales en movimiento,
en las calles adoquinadas,
necesitas encontrar un lugar para vivir,
tu casa explotará en la especulación bursátil,
y piensas en un mensaje de W. sobre cómo ahorrar el mañana.
[EL TIEMPO EN ESTE PARAGUAS]
El tiempo en ese paraguas mojado
y ya estamos en el tiempo anti-estratégico,
de muchas de nuestras
direcciones. Tímidas – y sin ardor.
Cortas una fruta lentamente,
en sus 14 piezas,
cuidado con estas digresiones,
nosotros escuchamos.
Y también: ten cuidado con tu boca
de triple llama de la estufa que un día
ya te quemó el dedo
esta voz se escapa de un salón de libro
donde hay una mujer hermosa
velando por la moral de los magistrados,
pidiendo
un nuevo tiempo cadencioso,
vacío de espíritu,
derecho
y a todo pulmón.
Pegamos la cara
en este lugar sin memoria
– pensamos: ¿qué hacer?
alguien en la silla rodante
tiene los pies descansando,
y tu nariz no puede respirar este aire. Toma esta nota,
para saber.
los frutos están casi
navideños,
manzanas oscuras sobre el suelo pisado,
alguien da un sermón de fin de año,
en la calle,
una ruleta y las piernas
María Eduarda Castro nació en 1986, en Teresópolis. Es licenciada en cine y tiene maestría y doctorado en filosofía por la PUC-Rio. Primer libro: Esse inseto (2021)