I
Desde que te levantaron
no concilio el sueño
Cuento las varas de carrizo
los listones de tejamanil
Sé que van siete alacranes
que se desprenden del techo
Pongo a prueba mi instinto
olfateo a los hombres
que me parecen siniestros
lamo la tierra
para que su sabor me diga
si por ahí pasaste
Corro detrás de una muchacha
pongo mi nariz sobre su pelo
me detengo en su mirada
para descubrir si te oculta
en los callejones de la mente
si te ha enamorado
y no quieres salir de su piel
y no te veo
Cuando pienso que no volverás
me hinco en el piso de tierra
muy cerca de la lumbre
y grito
como bestia a quien robaron sus crías
con la mirada hacia adentro
aúllo
II
Desde que no estás
papá ha perdido el equilibrio
Unos cuantos pasos
y en el aire el mundo
da vueltas
se trastorna
Gira el horizonte
las montañas
el yunque
el soplete
giran
Dando traspiés
papá regresa
al tocón del encino
Absorto en su silencio
sobre el mismo surco
rasca la tierra
III
Cada vez más
los que callan
los que se esconden
detrás del verde olivo
del negro encapuchado
del azul que traiciona
Cada vez son más
los que nos dan la espalda
detrás de un escritorio
IV
Somos las que al tiritar
de noche
en pleno agosto
no encontramos en el catre
un cuerpo que apacigüe el frío
Las que andamos
como muertas
arrastrando bultos
con lo que nos queda
de las uñas
que han escarbado
en el potrero
en las márgenes del río
Cada vez somos más
las ciegas de llanto
que abandonan su hogar
para ser las viudas nómadas
las sin hermano
las hijas huérfanas
de esta tierra
repleta de fosas
y despojos
Somos las mujeres
de este país
donde brotan
como semillas
los cadáveres