Poemas:
Adriana Hoyos

*

El café bajo los toldos verdes del paseo
Nos restituía de las noches en los bares
Del calor pegajoso del verano a mediodía
En las escaleras de la plaza una monotonía de pueblo

Los chicos y sus manos temblorosas sobre las mías
Sus bocas bajo las sombras de los árboles
Tardes de domingo perdidas en las piscinas solitarias
Esparcidas de versos y cadáveres exquisitos

Ser fotógrafos o poetas queríamos
O morir al cielo sereno de Madagascar
Entre presagios y fábricas abandonadas
Bajo la fragancia delicada de la distancia

Letanía del miedo

Tengo miedo y no debería
Pues conozco la escalera al cielo
Las nubes atadas a los pájaros
Las risas de las mariposas

Tengo miedo y no debería
Pues conozco los discursos de la luz
Pero hace frío y es de noche
Y todo es denso vertical y cortante

Tengo miedo de ser dos o ninguno
De estar sola siempre a tu lado
Tengo miedo de estas manos
De este brazo de esta espalda

Y esa voz al otro lado del teléfono
Lava pura en el estómago de este océano

Me han enseñado a pensar en infinitos
Me han revelado los arpegios del silencio
Pero tengo miedo de mí misma
Enemigo cosido a mi piel

Que me acompaña cada día
Como una lengua muerta
Como una sombra escasa
Como un padre nuestro

Tengo miedo y ya es de día

Alzar el vuelo

Escribir palabras pájaro
Para alzar el vuelo

Escribir en soledad
Y como un loco
Recitar en voz alta

Con la luz atrapada en parpadeos
Con el desasosiego del absoluto
Escribir palabras fuego
Para incendiar el cielo

Escribir palabras sombra
Para revelar la fosforescencia
Escribir palabras nuevas
Con palabras mordidas

Escribir sin puntuación
Y borrar las fronteras
Escribir con ahínco
El desafío de los sueños

Escribir sobre la muerte
Escribir sobre tus ojos
O el viaje de regreso

Escribir niño para reír con él
Escribir sobre la compasión
Y así entonces padecer con

Escribir con un astrolabio
Para encontrar los cuerpos
Extraviados de la noche

Pronunciar la plegaria
Para calmar el miedo
Para acallar el desasosiego

Escribir con el otro para morir menos
Para burlar el tiempo
Escribir y encender la revolución

 

Cuando morir no baste

Un tenue escalofrío te delata
Un sabor metálico en la lengua

Vértigo de la memoria
Cierra mis ojos al alba

Destierro de mí misma
Extiende tu nada sobre mí

Desde el sueño la caída abrirá los espejos
Y jugaremos a encontrarnos en los paisajes lluviosos de la noche

Si no sabes nombrar ni conjurar
Ni reconoces esa voz extraviada
Si no sabes que ese duro rival es tu propia mente

¿A qué podrás entonces aspirar cuando morir no baste?

Los baños públicos
(Confesionarios del siglo XXI)

Celdas de retiro donde recuperarnos
De la dañina luz del día y del bullicio
De la asfixiante verborrea del mundo

Improvisados templos
Donde se deposita lo inconfesable
O mejor aún donde por fin a solas
Confesamos ante nosotros mismos
Frente al espejo sin aristas

Nos lavamos las manos
Somos iguales un instante
Aquí se fotografía
La calavera del tiempo
Se ensordina el solitario orgasmo

Del estaño aflora el grito
Entre blancas baldosas
Te atrapará ilimitado
El espacio de tu ser

*

Mi hermano mira la televisión
Rodeado de globos y ancianos locos
¿Qué programa mirará mi hermano?
A su oído llega Crucify your mind

En las habitaciones duerme la Emperatriz
Espanto saca a bailar a Atrocidad
Mentira y Dinero delinquen

Sombra soga y candados
Amnesia de cuerpos en formol
Secuencia de pájaros negros

Mi hermano vive inmóvil
Como un ángel mudo
¿La vida sin movimiento
Es acaso muerte en acción?

 

Las metáforas son ánforas llenas de miel
Juegos de mi imaginación velada

Ánforas
Anáforas
Aforismos

Y afuera
Afuera estoy yo
Afuera del universo

Entre galaxias
Bajo este cielo
Este infierno

Yo no sé de pájaros,
no conozco la historia del fuego.
Pero creo que mi soledad debería tener alas

El camino es vuelo
Es búsqueda
Es viaje hacia dentro

Hacia fuera permanezco inmóvil
Pero en mí vibran todos los vientos
Las revoluciones y los círculos
Los desafíos y las conquistas

La vida es un acto de amor
DaR
Es un acto de amor

Debo convocar a Alegría
Aquella a la que todo ser aspira
Donde la oscuridad termina
Donde el manto negro se hace oro

La que canta odas a Osiris
Orquídea de virtud
Orfeo creador

La que habla a los vivos
Y a los muertos
A lo eterno

Señora de la Tierra
Asísteme en esta hora
Eurídice emergiendo a la luz
Revela el Poema

 


Adriana Hoyos es escritora, cineasta y gestora cultural colomboespañola. Ha participado en encuentros internacionales de poesía en Dinamarca, Ecuador, Egipto, España, Italia, Macedonia, Marruecos, Portugal Serbia, Suecia y Turquía. Parte de su obra se ha traducido a más de nueve idiomas y ha aparecido en numerosas revistas y antologías de América, Europa y África.
Ha publicado los libros La torre sumergida (2009), La mirada desobediente (2013), Del otro lado (2017), Autobiografía con sombras (2022) y No es a mí a quien lees (2022). Este último fue traducido al portugués por Alex Tarradellas y Rita Custódio bajo el título Geometrias da voz, y editado en 2023 en Portugal. En 2023 apareció una antología de su obra traducida al serbio por Dušica Nikolić Dann bajo el título Ono sto su mi donele reči. En 2023 le fue concedida la residencia artística Coracle Europe Residency in Tranås, Suecia, donde publica la plaquette Fluir con el agua, con versiones de sus poemas al sueco a cargo de Frank Bergsten. En 2024 Sílaba Editores le publica en Colombia Esa que canta hacia adentro. En 2024 la editorial Domingo Atrasado publica la antología Lo que me trajeron las palabras.
Ha dirigido los cortometrajes Elegía (1998) y Hotel Santa Fe (2002) y el mediometraje Beneyto desdoblándose (2010). Es socia fundadora junto a David Egea de la empresa de publicidad La Huella del Gato.