Presentación
La Otra 191,
mayo de 2024

I. Shams Tabrizi (1185–1248) narra la historia de un hombre sabio y un clérigo. El clérigo recitaba el texto sagrado, lo que llevó al hombre sabio a afirmar: «Él está mintiendo». Enfurecido, el clérigo y los transeúntes lo llevaron ante el rey, acusándolo de blasfemia. El rey preguntó: «¿Has afirmado que el texto sagrado es falso?» El hombre sabio aclaró: «Dije que el clérigo está mintiendo». El rey, desconcertado, señaló la recitación del clérigo del libro sagrado. El hombre sabio respondió: «Su recitación del Libro es mentira». Aquí, Shams delineó una distinción entre la palabra/idea y el cuerpo que la encarna. La palabra sola no es ni verdadera ni falsa; su veracidad depende de la encarnación. La principal fundación de la llamada civilización occidental se basa en la separación del cuerpo de la idea. En Shams, la idea puede atravesar cuerpos, su verdad dependiendo de la encarnación.

II. El mundo en el que vivimos ahora es fundamentalmente occidental. Las redes sociales, la inteligencia artificial y toda la esfera digital son productos de tal distinción y divorcio. Aquí es donde para crear la identidad, la ‘presentación’ o ‘simulación’ deberían desempeñar el papel de la encarnación. La verdad es una buena idea bien presentada. O, la confianza es el resultado de una simulación convincente de retroalimentaciones esperadas. Etcétera. Tales condiciones siempre han existido en la historia humana, pero el mundo nunca estuvo tan profundamente occidentalizado ni la red colectiva de individuos fragmentados fue tan inmediata. Me refiero a la inmediatez como el producto de una nueva interpretación del ‘tiempo’ como resultado de la separación de ‘lugar’/’espacio’ y el cuerpo mismo. Sin inmediatez, la separación de la idea del cuerpo nunca es completa: no deberías poder pensar (para encarnar la idea): no hay tiempo para eso. Tu existencia es reflexiva: es una retroalimentación, una reacción. Las estadísticas, las fuerzas de opiniones públicas, las nociones de credibilidad como las instituciones están haciendo tu trabajo de encarnación. La inteligencia artificial es un buen ejemplo de eso. Está completamente basada en información colectiva sin cuerpo que se categoriza sobre la base de estadísticas y está destinada a simular un sentido común.

III. En tales condiciones, la información reemplaza el conocimiento y el sentimentalismo sustituye la sensibilidad. Existes cuando eres visible: tienes visibilidad como retroalimentación. Rumi habla de esta condición con una distinción entre los leones que están pintados en las banderas y el león de los desiertos. El movimiento de uno depende del viento y la dirección en que fluye. Pero los leones de los desiertos tienen sus propias agencias. El sentimentalismo y los datos son figuras en las banderas: moviéndose un día con la bandera de Israel y mañana con la bandera de Palestina porque la dirección del viento ha cambiado. El mundo juega retórica incluso cuando todos observan el genocidio en la palma de sus manos. Mes tras mes, año tras año, el apartheid continúa y el establecimiento no mueve un dedo: los derechos humanos, la autodefensa, la democracia se convirtieron en palabras sin cuerpo. Sabemos que las máscaras están cayendo. Pero dentro del fascismo de la cultura consumista no hay épica, no hay utopía.

IV. Shams, en otra historia, ofrece una interpretación diferente de la eternidad humana a través del relato de un derviche.  Dice: “Dijo el Sheij (el maestro) que el Califa prohibió la Sama (el baile). Apareció un nudo de traumas en el interior del derviche y se enfermó. Le traen un médico experto. El médico examina su pulso y no encuentra ninguna de las causas que había estudiado. Muere el derviche y el médico abre su tumba y su pecho, y saca el nudo. Parecía un rubí. En tiempos de necesidad lo vende y, de mano en mano, el rubí llega hasta las manos del Califa. El Califa hace una sortija de sello con el rubí y la mantiene en su dedo. Un día, cuando bailaba, ve su ropa manchada de sangre. No encuentra ninguna herida. Mira el anillo y ve el rubí fundido. Investiga a los mercaderes y llega hasta el médico, y éste le cuenta la historia.” Este cuento, aún cuando revela la hipocresía del Califa y otros gobernantes religiosos, habla de la eternidad del corazón. El corazón cambia de forma, pero no muere. Esta esencia perdurable es la poesia, siempre encarnada y nunca meramente sentimental o informativa; tiene su voluntad y actúa.

V. En esta era de decadencia, nuestra posicionamiento en torno a Palestina habla de nuestra verdad. La Otra se compromete a seguir publicando poesía dedicada a Palestina, instando a envíos y traducciones. ¡Viva la resistencia! ¡Viva Palestina!

Mohsen Emadi,
Mayo de 2024, Metepec, México