Argelia capital Argel
Vivo en una ciudad tan cándida
Que la llaman Argel la Blanca
Sus casas encaladas están colocadas
En cascada en pan de azúcar
En cáscaras de huevos rotos
En leche de luz solar
En deslumbrante colada azulada
En encaje en entredós
En pleno centro
De todo el azul
Giro sobre mí misma
Y bato el azúcar azul del cielo
Y bato esta nieve azul del mar
Alzada sobre islas batidas que fueron mil
Ciudad audaz Ciudad lanzada
Ciudad marina azul marino salina
Ciudad de alta mar pronta a la aventura
La llaman El Yazaír
Como un buque
De la compañía Charles le Borgne
Infancia
Ira ante el niño sin pan ni madre
que come tierra
dibuja helicópteros
permanece de pie en su sueño
Ira ante el niño con el vientre ultrajado
araña de la miseria
que juega con la tierra
bajo un sol turista
Ira ante el niño que corre frente a la guerra
hasta las fronteras
desde hace siete años sin parar
a menos que se tumbe en la tierra
Ira ante la tierra entera
la tierra que es el pan
que es la alegría
la casa y la muerte
Sol de noviembre
El sol esa mañana
Tenía su voz de pregonero
del pueblo
Qué dice y qué quiere
En el espesor de las sombras
Reventadas
Grita que tiene amor
De sobra y mucha sangre
En las manos
Grita desde los tejados
De Argel la Blanca de Argel
La Roja
La alegría húmeda del día
Y la amargura alegre
De la vida
Aún más desnuda que el agua
Y tuve el deseo que nunca me abandona
De tenerte dentro de mí donde está el corazón
Donde late la sangre donde se multiplica sin límite
La alegría –sin el horizonte sensible de la piel
Aún más desnuda que el agua
Y tuve el deseo que nunca me abandona
De una pradera refrescante de tu voz
En verano siempre es mediodía en mi país
Mediodía sin línea ni color mediodía lo negro
De pie llenándose de sol
Y tuve el deseo que nunca me abandona
De tu voz –entre los labios entre las piernas
Entre la unión brillante del grito y la alegría
Entre el pliegue de la leche nocturna y de la mañana
Adonde voy a beber beber
Y tuve el deseo que nunca me abandona
De un puente plantado entre mí misma y la imagen mía
De una roca en que me miro pensando en el abismo
Que me separaba de mi bien de mí misma de los míos
Entonces lo tendría todo
Y tuve el deseo que nunca me abandona
Del camino del retorno y de sacarte al mundo
Mi almendra mi almendro mi vida tan redonda
Del retorno y de nuestro renacimiento Allá
Donde tuve ese deseo
Algérie, capitale Alger, Traducidos por Souad Hadj-Ali Mouhoub.
Anna Greki (1931-1966), seudónimo de Colette Anna Grégoire, es una poeta argelina de origen francés.
Estudió la primaria y la secundaria en Argelia donde nació antes de continuar sus estudios en literatura moderna en la Sorbona.
En 1955 interrumpió sus estudios para regresar a Argelia con el fin de participar activamente en la lucha por la independencia.
A los 25 años pasó a la clandestinidad y se unió a los combatientes argelinos en el maquis en la región de Oran. Fue detenida en marzo de 1957. Tras una semana de torturas, fue internada en la prisión Barberousse de Argel donde escribió sus primeros poemas.
Al año siguiente fue trasladada a otra prisión de la capital antes de ser expulsada de Argelia. Al su regreso a la Argelia independiente en 1962, adhirió a la primera Unión de escritores argelinos, fundada el 28 de octubre de 1963.
En 1965 fue nombrada profesora de francés en Argel donde participaba en los debates sobre las orientaciones revolucionarias de la literatura.
Falleció durante el parto en Argel el 6 de enero de 1966.
Dejó dos poemarios: Algérie, capitale Alger, Éditions Bouslama, Túnez 1962. Temps forts, 1966.