Un día lo recuerdo
Un día
Lo recuerdo
Un día
¿Quién lo recuerda?
Cuando el viento maduraba
Nuestras miradas sin sueño
Cuando el silencio no borraba
Nada
Cuando la muerte
No era todavía
El Lazo
Cuando las tardes
Engendraban en vano
Mundos
Donde no existíamos
Cuando nuestros ojos
Buscaban cada tarde
En los caminos perdidos
La huella de nuestros pasos
Cuando la arena se vertía
De mi mano en tu mano
Yo era el reloj de arena
La noche dibujaba su círculo
Su magia nos aguardaba
El ámbar de tu mirada
Iluminaba el Mar
Que traía hacia mí
Tu barca solitaria
Yo era el viajero
Solo eras un pretexto
Un Mensajero de Amor
De cuerpo desesperado
Esculpías a tientas
Espejismos de arena
Imaginaba a lo lejos
Unos cantos
Que me encantaban
Y no oía
Muy cerca de mí la ola
Un simple canto
De un día
De una hora
Una ráfaga
Cuando hacíamos la guerra
Para que otros…
El Amor
El viento y la ráfaga
Me he olvidado del mundo
En la ráfaga y en el viento
Me he olvidado de la tierra
En la ráfaga y en el viento
Ya no sé los lugares
Donde escondía mis piedras
Soy la prisionera
De pie en la polvareda
Me he olvidado de tu canto
Me he olvidado del mar
Ya no sé tus ojos
Ya no sé tu mano
Me he olvidado de las piedras
He perdido nuestras mañanas
De pie en la luz
En la ráfaga y en el viento
Soy la prisionera
De pie en la polvareda
Sin recuerdo de la noche
Sin noche y sin sol
He perdido mi camino
Ya no veo mi ruta
En la ráfaga y en el viento
Ya no oigo tus pasos
Oigo un canto a lo lejos
La ráfaga el viento
Tengo miedo de lo que viene
Soy la prisionera
La prisión la prisionera
La prisión la prisionera
Y pasa la vida
El rocío ya no probará
el primer beso de la mañana
Y duermes
una flor de los campos
en la mano
El sol ya no hará madurar
la hierba enloquecida de vida
Y duermes
a la sombra de mi bosque
Cuando el viento
tiembla en la pradera
Hielas el sol
rayo de fuego
que has generado
y que mantengo cautivo
para calentarte
con mis manos
Pero no oyes el junco
Su dulce brote
que crece que crece
canto dulce y doloroso
de la flauta que teje
el nacimiento del día
el grito del sacrificio
el murmullo del agua que va al río
Cuando duermes
cerca del agua clara
Y duermes
Una flor imaginaria
Una flor de los campos
Una flor salvaje
Mi quimera
Un perfume de trigo
sobre los labios
Espejo español
En el ojo de una toledana
Canta guitarra
Baila gitana
En los barrancos del Tajo
Cuerdas en cruz
Sangra guitarra
Rodad gritos de la Inquisición
Cuerdas en sangre
Torquemada
Quema el ojo de las toledanas
Baila guitarra
Canta guitarra
Se afila la navaja
Guitarra llora
Llora por Lorca
Se atiza la larga Pasión
Guitarra resuena
retumba clarín
Espejo español de las tormentas
Guitarra de exilio
Almas en jaulas
Donde se gesta la insurrección
Sur le chemin de nos pas, L’Harmattan, 1984. Traducidos por Souad Hadj-Ali Mouhoub.
Myriam Ben (1928-2001), seudónimo de Marylise Ben Haïm, era una militante comunista y anticolonialista, novelista, poeta y pintora argelina de padres judíos anti- sionistas.
Fue miembro de la Unión de escritores argelinos, de la Unión nacional de los antiguos combatientes por la liberación de Argelia, así como del Movimiento de las mujeres argelinas.
Después de 1943, trabajó en el marco de su militantismo como maestra rural encargada de la instrucción de los jóvenes argelinos.
Desde el principio de la guerra de liberación del colonialismo francés (1954-1962) colaboró con el periódico Alger Républicain, luego participó como enlace con los combatientes argelinos hasta que en 1958 las autoridades francesas la condenaron en rebeldía a veinte años de trabajos forzosos.
En la independencia, en 1962, obtuvo la nacionalidad argelina y trabajó en el sector de la educación nacional.
Como pintora, realizó distintas exposiciones en Argelia y en el extranjero. El Museo nacional de Bellas Artes de Argel posee varias de sus obras. Como escritora, es autora de ocho obras entre ellas tres poemarios que son: Sur le chemin de nos pas, 1984. Au carrefour des sacrifices, 2000. Le soleil assassiné, 2002.